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Santiago empieza a renacer

Estado actual del interior de Santiago, con los sillares de los arcos caídos preparados para su recolocación. :: PACO ALONSO / AGM

La iglesia de Santiago Apóstol, una de las más dañadas por los terremotos del año pasado, que produjeron el hundimiento del crucero del templo, inicia su proceso de recuperación y lo hace con el refuerzo y consolidación de las bóvedas y pilares de las naves laterales que se mantuvieron en pie, así como con los trabajos para reducir el peso de la cubierta y mejorar la respuesta de la misma frente a otros posibles seísmo.

Uno de los motivos al que los técnicos achacaron los grandes derrumbes producidos fue el incremento de peso que sufrieron las cubiertas con la colocación de losas de hormigón en restauraciones anteriores, y que se convirtieron en piezas rígidas y absolutamente monolíticas.
Una de las primeras medidas aplicadas, cuando se ha iniciado el proceso de reconstrucción, ha sido la de disminuir el peso de las estructuras de cubierta, para pasar de las aproximadamente 439 toneladas antes de los terremotos a las 288 que tendrá tras las obras.
Los trabajos para recuperar en su totalidad la iglesia de Santiago tienen una duración aproximada de 18 meses, aunque ese plazo puede verse modificado en función de la marcha de los trabajos. Las obras, con un presupuesto de 2.6 millones de euros, están financiadas por la Diócesis de Cartagena, la Conferencia Episcopal y el resto de la diócesis españolas.
Esta iglesia, como explica el arquitecto director de las obras, Juan de Dios de la Hoz, es la más complicada de restaurar desde el punto de vista técnico, ya que su colapso parcial hace que sea necesaria la reconstrucción de varios de los arcos formeros, los brazos del crucero, así como el tambor y la cúpula completa.
De la Hoz puntualiza que los trabajos se están haciendo siguiendo métodos tradicionales con el objetivo de que el resultado final sea el más adecuado a las características del templo y a la época de su construcción.
La premisa fundamental del proyecto en marcha, señala el arquitecto, es la recuperación de la volatería anterior al seísmo, utilizando ligeras estructuras de madera que no alteren su sistema constructivo. A la vez, se han recuperado de los escombros la mayor cantidad de piezas caídas.
En este sentido, cada una de las esas piezas, fundamentalmente sillares de piedra, que cayeron al suelo de los arcos del crucero están numeradas al objeto de irlas recolocando en su posición original conforme se proceda al montaje de los mismos».
En cuanto a la nueva cúpula, el proyecto mantiene, al exterior, el volumen y la imagen original, por lo que no se apreciará cambio alguno cuando esté reconstruida. Interiormente, la cúpula llevará una estructura de madera laminada muy ligera, sustentando bajo ella la bóveda.
Una vez reconstruido el templo, el proyecto global incluye la renovación de las carpinterías, una nueva instalación eléctrica y de iluminación, un sistema contra incendios y de seguridad, así como la climatización. Como ha ocurrido en algún otro templo, se quiere mantener a la vista los elementos pétreos una vez adecuadamente restaurados.