Los participantes en las jornadas de patrimonio en riesgo durante la visita en la tarde del jueves a la iglesia de Santiago. :: PACO ALONSO / AGM
La ciudad italiana de L’Aquila fue devastada el 6 de abril de 2009 por un terremoto de 5,8 grados. El sismo no tuvo piedad con el centro de la ciudad, que quedó arrasado. El balance final del terremoto fue de 308 víctimas mortales, 1.500 personas resultaron heridas y 65.000 evacuadas, casi la totalidad de la población.
L’Aquila sufrió derrumbamientos en numerosas zonas y daños gravísimos en la mayor parte de los edificios de valor histórico y cultural. «En estos momentos estamos en la segunda fase de intervención. Se ha comenzado a restaurar monumentos que son símbolos de la ciudad», afirmó en declaraciones a ‘La Verdad’ el ingeniero Luciano Marchetti, vicecomisario para la tutela de los bienes culturales de Italia, que participa en la jornadas de Patrimonio en riesgo. El seísmo de Lorca.
Marchetti coincidió en señalar que existe cierta similitud entre lo ocurrido en L’Aquila y Lorca, ya que ambas son ciudades monumentales. «Cierto. Hubo un gran terremoto que destruyó el centro histórico, como ha ocurrido en Lorca. En L’Aquila se dieron una serie de circunstancias comunes, como que la zona más afectada fue el centro, donde se encuentran la mayor parte de los monumentos. Aquí ha ocurrido lo mismo. Se han destruído la mayor parte de los edificios históricos que estaban en el centro de la ciudad».
En L’Aquila, según Luciano Marchetti, se pretende recuperar la totalidad de los monumentos. «Partimos de la idea inicial de conservarlo todo. Hay que hacerlo con calma, ya que hay que decidir cómo intervenir en cada monumento, piezas singulares».
Las actuaciones se iniciaron, según el experto, en los monumentos más significativos, símbolos de la ciudad. «Se está trabajando en delle Anime Sante, el Palacio de Gobierno, la basílica de Santa María di Collemaggio… Se están haciendo una serie de trabajos para conseguir su reconstrucción total».
Las primeras restauraciones han sido, según detalló, para los monumentos que corrían riesgo de desaparecer. «En unos casos las reconstrucciones han sido más rápidas, ya que no había posibilidad de espera. En otros, han sido más lentas, ya que las estructuras eran más seguras y podían sobrevivir al paso del tiempo sin que se vieran afectadas. En estos momentos estamos interviniendo en las que precisan más urgencia y que no pueden esperar».
Tras visitar la iglesia de Santiago señaló que los daños habían sido similares a los que sufrió uno de los templos principales de L’Aquila. «Su desplome ha sido muy parecido», dijo. Sobre la posibilidad de que el Santiago no sea reconstruido en su totalidad por la pretensión de que sirva para recordar los terremotos ocurridos en mayo pasado señaló que «no, yo soy partidario de que se recupere todo. No hay que dejar huellas. Los monumentos tienen que restaurarse en su totalidad».
Fuente: La Verdad