Patrimonio por Lorca Rotating Header Image

Bajo los escombros

Sor Ana María y Sor Clara María limpiaban ayer el horno tras ser rescatado de los escombros por los terremotos. :: SONIA M. LARIO / AGM

Sor Ana María y Sor Clara María limpiaban ayer el horno tras ser rescatado de los escombros por los terremotos. :: SONIA M. LARIO / AGM

Casi cuatro meses ha costado llegar hasta el horno de las Clarisas cubierto por miles de toneladas de escombros del derruido monasterio de Santa Ana y la Magdalena. Hace solo unos días los obreros lograban sacar la amasadora, la laminadora y el horno del sótano del convento donde se encontraba la panadería, enterrada desde los terremotos del pasado día 11 de mayo.

El hallazgo era celebrado por todo lo alto por las monjas que desde los seísmos perdieron la principal fuente de financiación del monasterio. La venta de bizcochos y empanadas, junto con la encuadernación y el planchado de ropa, posibilitaba a las Clarisas el pago de pequeños gastos, a los que no han podido hacer frente desde los terremotos.

Desde hace cuatro meses viven de la caridad de los lorquinos que se han volcado en hacerles llegar no solo comida, sino también enseres de primera necesidad. Ahora residen en unas pequeñas dependencias que se habilitaron para acogerlas, después de que el monasterio se viniese abajo. El proyecto de reconstrucción tiene un presupuesto de casi tres millones de euros que financiarán los regantes de Alicante, Almería y Murcia con el incremento en el precio del agua de riego de un euro por hectómetro cúbico.

El próximo día 17 de septiembre las Clarisas esperan tener a punto la pequeña panadería, habilitada en lo que fue hace casi medio siglo el gallinero del monasterio. «Ese día es muy importante para nosotras, ya que se celebra la Impresión de las llagas de San Francisco de Asís. Además, es el aniversario de la Profesión de la Madre Berta», afirmó ayer a ‘La Verdad’ la Madre María Jesús, abadesa del monasterio.

Sor Berta de Jesús fue la fundadora del monasterio, como también lo fue del convento de Clarisas del Corazón de María de Santomera donde ha permanecido parte de la comunidad de monjas desde el terremoto. «Se han portado como verdaderas madrecicas con ellas, porque llegaron muy asustadas tras los seísmos», añadió la Madre María Jesús.

Tres Clarisas más han regresado a Lorca. Lo hicieron hace solo unos días, aunque aún quedan dos que no podrán volver hasta dentro de algún tiempo. «Una de ellas, Sor Juana, está enferma, por lo que aún no podrá regresar a Lorca, ya que las dependencias donde estamos no reúnen las condiciones para acoger a alguien en su estado. La otra, Sor María de las Huertas, permanece junto a ella para atenderla como precisa», explicó.

El monasterio sufrió importantes daños durante el primer terremoto de mayo. Las monjas, ante el temor de un nuevo seísmo, se concentraron en el patio central del convento. El segundo movimiento convirtió en ruinas todo el conjunto, incluida la capilla. En los últimos cuatro meses se han ejecutado en el monasterio obras de emergencia, aunque el deterioro es progresivo. «Cada día se cae un pedazo más. Estamos preocupadas por la llegada de la temporada de lluvias», detalló la abadesa.

Mientras, las monjas viven en unas pequeñas dependencias. Una de las habitaciones acoge el dormitorio. Frente a él, se ha habilitado una capilla donde cada día se celebra misa. También se ha ubicado un pequeño comedor y una cocina. Junto a esta última se pretende situar la nueva panadería. Inicialmente se elaborarán bizcochos y empanadas, aunque también se iniciarán los preparativos para intentar retomar la próxima navidad la producción de dulces típicos como bocaditos de almendra, alfajores, roscos de vino y bilbaos, muy demandados no solo en Lorca, sino en toda la Región y en provincias limítrofes.

La apertura de la nueva panadería está siendo muy laboriosa, ya que los terremotos acabaron con la maquinaria y todos los utensilios con los que las monjas elaboraban sus dulces. «Tenemos el horno, la amasadora y la laminadora. Muchas bandejas y boles se han destrozado al caer los escombros sobre ellos. Estamos recibiendo ayuda de muchos lorquinos cercanos al convento para comprar no solo los utensilios que se necesitan, sino también la materia prima que también perdimos, porque el pequeño almacén también se quedó en ruinas», concluyó la Madre María Jesús.

Fuente: La Verdad