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La casa de la historia local, en la UVI

Las vitrinas del monetario se cayeron. :: T. M. M.

Las vitrinas del monetario se cayeron. :: T. M. M.

La casa en la que se conservan los más antiguos vestigios de la historia lorquina es, sin duda el Museo Arqueológico. Situado en un edificio del siglo XVII, la casa rehabilitada de los Salazar, también conocida como de los Moreno. La portada del edificio se realizó siguiendo los modelos italianos que estaban empleándose durante esos años en la zona levantina. Está labrada en piedra caliza con dos pilastras de orden compuesto y el blasón de María Natarello Salazar, flanqueado por dos figuras humanas con los torsos femeninos desnudos y cabeza caracterizada a la turca.

Desde la tarde del terremoto el Museo se cerró al público y al día siguiente se inició una revisión de los fondos expuestos para comprobar los daos que los terremotos había producido. Todas las sala y son once las que estaba abiertas al público, han sufrido desperfectos. En algunos casos las vitrinas se volcaron y los objetos de su interior, en su mayoría de cristal y cerámica se rompieron.

Los mayores daños se han ocasionado en los objetos de las salas dedicadas a la cultura ibérica y a la cerámica moderna. Además, la sala destinada al monetario también se ha visto seriamente afectada y varias de las vitrinas se rompieron. Todo parece indicar que la que mejor resistió el movimiento sísmico fue la sala dos, en la que se conservan los restos del ajuar funerario de Cueva Sagrada, seguramente las piezas más valiosas del Museo, ya que se trata de los restos de dos túnicas de lino con una antigüedad de más de 4.000 años.

Tampoco escaparon a la violencia de los seísmos dos de las lámparas de cristal aparecidas en las excavaciones de la sinagoga del Castillo. Afortunadamente, el resto, sí ha sobrevivido a las sacudidas terrestres y podrán mostrarse en el futuro dentro de los planes de divulgación previstos en un museo de Jerusalén.

Toda la zona rehabilitada con artículos del siglo XVII está estropeada. Hay dañadas piezas de todas las épocas. En la sala de exposiciones temporales, en la que se exhibían una colección de tinajas medievales de la ciudad, varias de ellas quedaron hechas trozos en el suelo. También la recreación del monumento funerario del León de Coy está destrozada.
Entre las piezas más antiguas que han resultado dañadas se encuentran las ya mencionadas de cerámica de hace cinco mil años, los metales de la cultura del Argar, así como brazaletes y collares. Lamentablemente, el legado histórico lorquino tendrá que pasar una temporada en la UVI.

El Museo sigue cerrado y no hay previsión en cuanto a la fecha en que se pueda volver a abrir, porque existen importantes desperfectos en el inmueble, con zonas apuntaladas, sobre todo en la parte que se amplió. Se han llevado a cabo determinadas obras destinadas a garantizar la seguridad para que el personal pueda seguir trabajando en la tarea de embalar adecuadamente todos los objetos para trasladarlos a unos almacenes y que se puedan llevar a cabo las obras de rehabilitación del edificio.

Antes, y eso ya está hecho, los responsables del Museo se dedicaron a recoger todas las piezas dañadas, que son bastantes y embalarlas adecuadamente de cara a su restauración. Para ese trabajo y con fondos procedentes del uno por ciento cultural, el Ministerio de Fomento ha destinado 66.000 euros a esta labor que todavía no se ha adjudicado a ninguna empresa especializada.

Un recorrido por el Arqueológico, cuando estaba en condiciones de ser visitado, suponía revivir el pasado local en todos sus aspectos. Las piezas más antiguas, elaboradas en sílex tallado, fueron usadas por cazadores y recolectores del Paleolítico Medio (95.000-32.000 antes de Cristo) y Superior (32.000-9.000 a. C.) que vivieron en los abrigos del Cerro Negro de Jofré, La Corraliza y Cueva de Ambrosio. Más modernas, de finales del Neolítico, son las piezas encontradas en La Parrilla, El Chorrillo, El Capitán y el subsuelo de la ciudad. La sala en la que se mostraban estos restos se completaban con los calcos de las pinturas rupestres de los abrigos de Los Gavilanes y El Mojao.

Otra de las salas, precisamente la que ha sufrido menos daños, es la que se dedicaba a los enterramientos de Cueva Sagrada. Un ajuar compuesto por dos túnicas de lino, una estola pintada de rojo, un pequeño telar, punzones de cobre, alfileres de hueso, y otros utensilios que aparecieron sobre una estera de esparto y tienen una antigüedad de más de 4.000 años.

La cultura argárica, en la que la comarca lorquina es una de la más ricas en hallazgos, ocupaba dos salas. Piezas relacionadas con la agricultura, la cerámica, la metalurgia, elaboración del tejido, la molienda y otras actividades desarrolladas por estas gentes tendrá que pasar por las manos de los restauradores.

Algo similar ocurrirá con piezas ibéricas, las de la presencia romana en la comarca y las de la cultura hispano musulmana. La Lorca bajomedieval, la colección de monedas y medallas desde los fenicios hasta la época moderna y la sala dedicada a la cerámica española de los siglos XVI y XVIII, completaban el recorrido.

Fuente: La Verdad