La iglesia de Santiago se abrirá al culto el próximo mes de octubre. Lo hará «parcialmente», según afirmó el párroco del templo, Eduardo Sánchez Carrasco, quien aseguró que los trabajos continuarán hasta su conclusión total. «Se trabaja en estos momentos en la limpieza y restauración de las capillas laterales, aunque las del Corazón de Jesús y la Epístola requerirán mucho más tiempo, por la decoración artística que presentan».
Varias decenas de fieles pudieron ver el pasado viernes el estado de las obras con motivo de la vuelta al templo de la imagen titular, Santiago, que fue colocado en su camarín en el altar mayor. Este aparece aún desprovisto de decoración, ya que será ocupado por un gran retablo, similar al que destruyó otro incendio a principios del siglo XX.
La nave principal del templo está totalmente acabada. El nuevo suelo de mármol está colocado aunque falta pulirlo, se ha pintado todo el templo, instalado los cerramientos de vidrio y carpinterías. Solo restan las capillas laterales, que han dado alguna sorpresa, como la aparición de pinturas que se intentarán recuperar. El templo que resultó con los mayores daños a consecuencia de los terremotos de mayo de 2011 está totalmente consolidado y su cúpula terminada. Se ha trabajado en las bóvedas, arcos, muros y pilares y la consolidación de las fachadas.
Las obras permiten aligerar en más de 150 toneladas el peso que soportaba la techumbre
Especial énfasis se ha puesto en lograr aligerar las estructuras a base de madera, para no alterar su sistema constructivo. Se han eliminado las pesadas losas de hormigón y recuperado y recolocado la mayor cantidad posible de piezas originales de cantería, según explicó el arquitecto director de los trabajos, Juan de Dios de la Hoz. El peso de la techumbre del monumento ha disminuido en algo más de 150 toneladas.
Se cree que fue, precisamente, el peso que soportaba la techumbre lo que provocó el hundimiento total del crucero como consecuencia del segundo terremoto de hace algo más de tres años. La restauración también ha permitido recolocar los sillares recuperados, con un peso cada uno en torno a los 600 kilos. Los que resultaron tan dañados que no pudieron volver a su lugar primitivo han sido sustituidos por réplicas en cemento armado.
Las técnicas tradicionales han estado patentes. Acabados de piedra, ladrillo, revocos de cal, teja cerámica y madera, convivirán con fábricas modernas. Los arcos del crucero han precisado de 24.000 ladrillos macizos con la técnica tradicional, un procedimiento que no es habitual en las construcciones actuales.
La inversión realizada hasta el momento es de algo más de 1,2 millones de euros, provenientes de los fondos propios de la Diócesis de Cartagena, además de las cantidades aportadas por la Conferencia Episcopal. A ello, habría que sumar las obras de emergencia que se ejecutaron en los primeros días del terremoto.
Fuente: La Verdad de Murcia