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34 panteones históricos de San Clemente fueron dañados por los terremotos

El panteón de Adela Cachá presenta deformaciones de cubierta. :: P. A. / AGM

El panteón de Adela Cachá presenta deformaciones de cubierta. :: P. A. / AGM

Treinta y cuatro panteones históricos del cementerio de San Clemente resultaron gravemente dañados como consecuencia de los terremotos de mayo de 2011. Fueron construidos durante las dos primeras décadas del siglo XX y muestran diferentes estilos arquitectónicos: egipcio, bizantino, mudéjar y medieval. La mayor parte de ellos forman parte de un conjunto protegido con grado 1. A pesar de ello, y 30 meses después de los seísmos, continúan sin ser restaurados, aunque muchos de ellos no podrán recuperarse, ya que al caer al suelo los fragmentos de elementos arquitectónicos quedaron desechos y no podrán reponerse.

Las piezas de mayor tamaño que cayeron a las principales calles fueron retiradas y han sido almacenadas en uno de los espacios vacíos del cementerio. Allí aguardan hasta que vuelvan a ocupar su lugar de origen, para cuya vuelta aún no hay fecha. Los trabajos más inmediatos, en los días posteriores a los terremotos, consistieron en intentar «frenar los deterioros acaecidos y evitar el derrumbamiento de algunos elementos decorativos y escultóricos», según el arquitecto Jerónimo Granados González, en el artículo de la revista Alberca ‘Panteones históricos del cementerio de San Clemente, Lorca’. En él, cuenta que «se procedió a la limpieza, desescombro del material suelto o caído y clasificación del material caído y fracturado. Se realizaron apeos provisionales previos de arcos, dinteles de acceso y elementos con riesgo de caída, para evitar que siguieran produciéndose daños, desplazamientos y colapsos».

Las medidas de emergencia, señala, no permitían contemplar obras de restauración o consolidación generalizada de los panteones, únicamente aquellas actuaciones necesarias «para evitar daños a terceros debidos a desprendimientos sobre la vía pública», las personas que accedían al cementerio e incluso la de los propios trabajadores del mismo.

Los consiguientes cambios climatológicos, lluvia y viento, llevaron a realizar distintas acciones para garantizar la protección de los bienes frente a los fenómenos meteorológicos. Había que evitar la entrada de agua que podría dañar especialmente «retablos, pinturas, esculturas y mobiliario religioso», explica Granados.

Entre los más afectados están los de las familias Martínez de Tudela y Quiroga, de 1904, y el de Zacarías Salazar, con fractura y caída de elementos de cubierta. Los de Adela Cachá y la familia Mellado presentan deformaciones parciales de cubierta; y colapso de estructuras murarias con derrumbe generalizado del panteón de la familia Rodríguez. Las actuaciones de emergencia no permitieron una restauración del conjunto de panteones históricos, que siguen esperando su turno.

Fuente: La Verdad de Murcia