Las bóvedas y arcos que colapsaron en el antiguo convento de San Francisco, tras los terremotos de mayo de 2011, están siendo reconstruidos con materiales y técnicas tradicionales. Las de la primera planta del segundo claustro están prácticamente concluidas. Para acceder a ellas, se han tenido que retirar los andamios que se colocaron días después de los seísmos para evitar su fractura. «Se han reparado por las dos caras, por el techo de la primera planta y por el suelo de la segunda», afirma en declaraciones a ‘La Verdad’ el presidente de la Fundación Paso Azul, Andrés Espinosa.
Para llegar hasta la parte superior de las bóvedas, primero debió retirarse la losa de hormigón que se colocó durante las obras de emergencia, y que suponía un sobrepeso a la estructura. En los últimos días, se han retirado más de 30 contenedores, de entre 7.000 y 8.000 kilos, de cemento armado, lo que suponen unas 240 toneladas. Las mismas tareas tendrán que aplicarse en el resto de plantas del inmueble.
Ayer también se inició la retirada de las grandes vigas de hierro que se colocaron para evitar el desplome del edificio. Las técnicas que se están utilizando son, según Espinosa, métodos de construcción de antaño. «Las bóvedas y los arcos se están reconstruyendo con ladrillo de barro cocido y mortero de cal».
La vista del techo de la primera planta es espectacular, ya que permite una panorámica general de la actuación que se está llevando a cabo. Cuatro bóvedas colapsaron y seis arcos han tenido que ser reconstruidos solo en la primera planta del claustro. Entre las complicaciones a las que se han tenido que enfrentar está que para la recuperación de cada una de las bóvedas se ha precisado de moldes de hierro distintos. «Ningún arco medía lo mismo, por lo que los técnicos han contado con un amplio repertorio de tamaños para ir acoplándolos a cada medida», añade el presidente de la Fundación Paso Azul.
El antiguo convento de San Francisco fue adaptado años después para acoger el hospital de San Juan de Dios. Se tiraron tabiques y algunas dependencias quedaron escondidas detrás de muros. Éstas son algunas de las sorpresas que los obreros se están encontrando. «Hay muchos tabiques falsos detrás de los que hallamos pequeños espacios que quedaron cegados. Entre las curiosidades está un altar en una de las dependencias que dan a la Cuesta de San Francisco», explica Espinosa.
Los trabajos van a buen ritmo y se espera que la primera fase pueda estar concluida para antes de 2015. El inmueble acogerá tras su restauración el Museo Azul de la Semana Santa, Mass, donde se mostrarán los bordados de la Hermandad de Labradores.
Fuente: La Verdad