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Capuchón de acero para la torre del Santuario

Una grúa coloca la parte superior de la torre. :: PACO ALONSO / AGM

Una grúa coloca la parte superior de la torre. :: PACO ALONSO / AGM

El objetivo de esta restauración es evitar que se caiga de nuevo el elemento constructivo del santuario donde se venera a la Virgen de las Huertas que más sufrió los embates del terremoto. Así de sencillo. La cúpula que desde ayer remata la torre ha sido reconstruida en acero porque según explica a ‘La Verdad’ el arquitecto que dirige las obras de consolidación del edificio, Francisco Jurado, «hemos optado por realizar una reconstrucción volumétrica, muy similar a la original, ejecutada con un material de poco peso y, al mismo tiempo, de suficiente rigidez y ductilidad como para que no se vea afectado por ninguna vibración futura».

La anterior torre, terminada de construir en 1917, según el proyecto del arquitecto murciano José Antonio Rodríguez Martínez, estaba coronada con una cúpula construida a base de madera y hormigón armado sobre unas pilastras de ladrillo. «Es evidente que, ante otro no deseado movimiento sísmico, era un cuerpo altamente inseguro y peligroso por su gran peso al estar realizada en hormigón a mucha altura y sobre una base nada rígida, paredes de ladrillo de un pie de espesor», señala Jurado.

El cuerpo del campanario apenas sufrió daños por los seísmos, solo agrietamientos locales, pero fue espectacular la caída del volumen superior, incluida la balaustrada neomudéjar de ladrillo perimetral. Una caída que se pudo ver en directo por televisión en el momento del segundo y más violento de los terremotos, que alcanzó 5,1 grados de magnitud en la escala de Richter. Según Jurado, «es difícil entender esta torre sin todo el cuerpo superior que le hacía superar los 26 metros de altura», por eso había que reconstruirla.

El capuchón que desde ayer luce la torre «está realizado en chapa de acero en distintas calidades y espesores que ha sido fuertemente anclado al cuerpo superior del campanario». Jurado añade que «lo que era de ladrillo pajizo es ahora de acero lacado al horno en color mate, lo más parecido posible a la cerámica anterior». El arquitecto explica que «lo que antes era una cúpula de hormigón más oscuro ahora es de acero corten, que irá matizándose y oscureciéndose con la intemperie». Según este experto, «todo el conjunto ha sido proyectado y realizado como un gran puzzle volumétrico atornillado, de manera que se cumple otro de los criterios fundamentales en este tipo de reconstrucciones: la reversibilidad.

Se desmontará de nuevo
Aún faltan decoraciones por añadir, la veleta de remate y un pararrayos, y también hay que reconstruir la balaustrada de ladrillo al estilo mudéjar, «que debe ir cosida y atada con fibra de vidrio que evite su fácil desmoronamiento y vuelco». Cuando se reanuden los trabajos, después de las fiestas patronales, volverá a ser desmontada la zona superior de la cúpula para introducir una escalera de cinco metros de longitud que facilitará la subida desde el campanario hasta el cuerpo superior, «lo que podrá incluso permitir en el futuro la visita a este privilegiado mirador». Mallas ‘antipalomas’ acabarán finalmente por proteger todo el interior de la torre.

Convertida desde el 11 de mayo de 2011 en un icono de los daños causados por los temblores, ahora, cuando la reconstrucción del campanario llega a la recta final «vuelve a ser un símbolo de la recuperación de la ciudad», declaró ayer la concejal de Cultura, Sandra Martínez. Antes de los terremotos, su estado preocupaba, hasta el punto de que en 2010 se aprobó un proyecto para rehabilitar la torre en tres fases. Sin embargo, la falta de financiación impidió entonces acometer la obra que ahora por fin será concluida.

Fuente: La Verdad