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La restauración de la torre del Espolón, premio a la mejor gestión de la calidad

La torre del Espolón rehabilitada. Foto: Sonia M. Lario

La torre del Espolón rehabilitada. Foto: Sonia M. Lario

Las obras de restauración de la torre del Espolón, tras los importantes daños sufridos a causa de los terremotos del pasado año, han recibido el premio a la Mejor Gestión de la Calidad y el Medio Ambiente en la categoría de edificación 2011, que concede anualmente la empresa Acciona Infraestructuras.

Estos premios, que celebran su duodécimo aniversario, son un reconocimiento a la colaboración y compromiso de los equipos de obra de la compañía con la excelencia de la gestión. En esta edición eran finalistas 24 obras, cinco de ellas que se desarrollan en México y Chile, a las ocho categorías que tienen estos galardones.

El trofeo que se entrega es un pieza innovadora y única elaborada a partir de neumáticos fuera de uso. Este material es empleado como materia prima de base en multitud de aplicaciones dentro del campo de la construcción, para reducir ruidos de vibraciones transmitidas por el ferrocarril, protección de elementos estructurales, aislamiento acústico y relleno de terraplenes, entre otros.

Las obras de restauración del Espolón fueron especialmente complicadas porque como consecuencia de los dos seísmos de esa tarde del 11 de mayo, la parte superior de la torre, unas 250 toneladas, se vino abajo y, al mismo tiempo, se desgajó una de las esquinas con un volumen de 500 toneladas.

Todo lo anterior ocurrió en unos pocos segundos y cuando la esquina desgajada volvió a su posición, no pudo ocuparla en su totalidad porque parte de los desprendimientos habían taponado el hueco.

La grieta exterior de la torre es bien visible a pesar de la restauración porque el desgajamiento de esa esquina, con desplazamiento entre las fábricas, va desde los diez centímetros en la zona inferior hasta 30 a 40 centímetros en la superior.

El interior de la torre refleja esa misma situación y, tanto en la escalera como en la sala del primer piso, se puede ver con toda claridad ese desplazamiento en los muros. Llama la atención que en una de las ventanas en forma de saetera que proporciona luz al interior, la mitad del dintel ha quedado como estaba antes del terremoto y la otra mitad se ha movido unos quince centímetros.

Las grietas afectaron a muros y bóvedas del interior, sobre todo en el nivel más alto, peligrando incluso la estabilidad del forjado de la terraza sobre la bóveda de crucería superior, la más afectada. Los nervios de esa bóveda se han asegurado con cuñas de madera.

En la sala del primer piso, que es donde de una manera más clara se aprecian los efectos del terremoto, hay otro detalle a resaltar ya que una de las columnas sobre las que se apoyan los nervios de la bóveda ha quedado desplazada de su base.

Fuente: La Verdad